Para trabajar en la semana del 25 al 27/3
Acordate de usar una hoja rayada que en el borde diga Ciencias Sociales. No es necesario imprimir las actividades, podes trabajar desde el Blog y responder en una hoja. Saludos, Emi
24 de Marzo: Día Nacional por
la Memoria, la Verdad y la Justicia
En esta imagen hay
varios objetos que nos hacen recordar ese momento de nuestra historia Nacional.
En familia hagan una lista (en una hoja rayada para poner en la carpeta de sociales cuando nos volvamos a ver)de estos objetos y entre todos conversen y escriban
porque esos objetos hacen referencia a la época de la última dictadura.
Mirá este video y luego lee el texto.
IDENTIDAD Y MEMORIA
Los
responsables del terrorismo de Estado consideraban que para
completar la desaparición de la forma
ideológica que pretendían exterminar era necesario evitar que ésta se
transmitiera a través del vínculo familiar.
Por eso, se apropiaron de los hijos y
las hijas de muchos de los desaparecidos. Como
dicen las Abuelas de Plaza de Mayo en su página web el
objetivo era que los niños «no sintieran ni pensaran como sus
padres, sino como sus enemigos» (1).
El
procedimiento de apropiación de niños y niñas se llevó a cabo de diferentes
maneras. Algunos fueron secuestrados junto a sus padres y otros nacieron
durante el cautiverio de sus madres que
fueron secuestradas estando embarazadas. Muchas mujeres dieron a luz en
maternidades de modo clandestino y fueron separadas de sus hijos cuando éstos
apenas habían nacido.
La cantidad de
secuestros de jóvenes embarazadas y de niños y niñas, el funcionamiento de
maternidades clandestinas (Campo de Mayo, Escuela de
Mecánica de la Armada, Pozo de Bánfield y otros), las
declaraciones de testigos de los nacimientos y de los mismos militares
demuestran que existía un plan preconcebido. Es decir: además del plan
sistemático de desaparición de personas, existió un plan sistemático de
sustracción de la identidad de los niños.
Los niños y
las niñas robados como «botín de guerra» tuvieron diversos destinos: fueron
inscriptos como propios por los miembros de las fuerzas de represión; vendidos;
abandonados en institutos como seres sin nombre; o dados en adopción
fraguando la legalidad, con la complicidad de jueces y funcionarios
públicos. De esa manera, al anular sus
orígenes los hicieron desaparecer, privándolos de vivir con su
legítima familia, de todos sus derechos y de su libertad. Sólo unos pocos
fueron entregados a sus familias.
Para responder luego de ver el video
y leer el texto.
1- ¿Qué le sucedió al papá de Martina que cambió su nombre y apellido?
2- ¿Por qué fue importante para Martina
y su papá recuperar su identidad?
Los libros que trae la maestra en la
imagen fueron algunos de los prohibidos durante la dictadura porque los
consideraban peligrosos. Sus autores y los libros fueron censurados, es decir
que se prohibió su lectura y difusión durante este período.
Te dejo
algunos de estos cuentos y libros prohibidos durante esta época. Elegí uno o
más de uno, leelo o escuchalo y contame en la misma hoja que ya venías trabajando ¿por qué pensas que fue censurado en la última
dictadura militar?.
Un elefante ocupa mucho espacio-por Elsa Bornemann-
Que un elefante ocupa mucho espacio lo sabemos todos. Pero que Víctor, un elefante de circo, se decidió una vez a pensar "en elefante", esto es, a tener una idea tan enorme como su cuerpo... ah... eso algunos no lo saben, y por eso se los cuento:
Verano. Los domadores dormían en sus carromatos, alineados a un costado de la gran carpa. Los animales velaban desconcertados. No era para menos: cinco minutos antes el loro había volado de jaula en jaula comunicándoles la inquietante noticia. El elefante había declarado huelga general y proponía que ninguno actuara en la función del día siguiente.
- ¿Te has vuelto loco, Víctor? - le preguntó el león, asomando el hocico por entre los barrotes de su jaula - ¿Cómo te atreves a ordenar algo semejante sin haberme consultado? ¡El rey de los animales soy yo!
La risita del elefante se desparramó como papel picado en la oscuridad de la noche:
- Ja. El rey de los animales es el hombre, compañero. Y sobre todo aquí, tan lejos de nuestras selvas...
- ¿De qué te quejas, Víctor? - interrumpió un osito, gritando desde su encierro - ¿No son acaso los hombres los que nos dan techo y comida?
- Tú has nacido bajo la lona del circo... - le contestó Víctor dulcemente - La esposa del criador te crió con mamadera... Solamente conoces el país de los hombres y no puedes entender, aún, la alegría de la libertad...
- ¿Se puede saber para qué hacemos huelga? - gruñó la foca, coleteando nerviosa de aquí para allá.
- ¡Al fin una buena pregunta! - exclamó Víctor, entusiasmado, y ahí nomás les explicó a sus compañeros que ellos eran presos... que trabajaban para que el dueño del circo se llenara los bolsillos de dinero... que eran obligados a ejecutar ridículas pruebas para divertir a la gente... que se los forzaba a imitar a los hombres... que no debían soportar más humillaciones y que patatín y que patatán. (Y que patatín fue el consejo de hacer entender a los hombres que los animales querían volver a ser libres... Y que patatán fue la orden de huelga general...)
- Bah... Pamplinas... - se burló el león - ¿Cómo piensas comunicarte con los hombres? ¿Acaso alguno de nosotros habla su idioma?
Sí - aseguró Víctor - El loro será nuestro intérprete - y enroscando la trompa en los barrotes de su jaula, los dobló sin dificultad y salió afuera.
Enseguida, abrió una tras otra las jaulas de sus compañeros. Al rato, todos retozaban en los carromatos. ¡Hasta el león!
Los primeros rayos de sol picaban como abejas zumbadoras sobre las pieles de los animales cuando el dueño del circo se desperezó ante la ventana de su casa rodante. El calor parecía cortar el aire en infinidad de líneas anaranjadas... (los animales nunca supieron si fue por eso que el dueño del circo pidió socorro y después se desmayó, apenas pisó el césped...)
De inmediato, los domadores aparecieron en su auxilio:
¡Los animales están sueltos! - gritaron a coro, antes de correr en busca de sus látigos.
¡Pues ahora los usarán para espantarnos las moscas! - les comunicó el loro no bien los domadores los rodearon, dispuestos a encerrarlos nuevamente.
¡Ya no vamos a trabajar en el circo! ¡Huelga general, decretada por nuestro delegado, el elefante!
¿Qué disparate es este? ¡A las jaulas!
Y los látigos silbadores ondularon amenazadoramente.
- ¡Ustedes a las jaulas! - gruñeron los orangutanes. Y allí mismo se lanzaron sobre ellos y los encerraron. Pataleando furioso, el dueño del circo fue el que más resistencia opuso. Por fin, también él miraba correr el tiempo detrás de los barrotes.
La gente que esa tarde se aglomeró delante de las boleterías, las encontró cerradas por grandes carteles que anunciaban: CIRCO TOMADO POR LOS TRABAJADORES. HUELGA GENERAL DE ANIMALES
Entretanto, Víctor y sus compañeros trataban de adiestrar a los hombres: - ¡Caminen en cuatro patas y luego salten a través de estos aros de fuego! ¡Mantengan el equilibrio apoyados sobre sus cabezas!
¡No usen las manos para comer! ¡Rebuznen! ¡Maúllen! ¡Ladren! ¡Rujan!
¡BASTA, POR FAVOR, BASTA! - gimió el dueño del circo al concluir su vuelta número doscientos alrededor de la carpa, caminando sobre las mano - ¡Nos damos por vencidos! ¿Qué quieren?
El loro carraspeó, tosió, tomó unos sorbitos de agua y pronunció entonces el discurso que le había enseñado el elefante:
..Con que esto no, y eso tampoco, y aquello nunca más, y no es justo, y que patatín y que patatán... porque... o nos envían de regreso a nuestras selvas... o inauguramos el primer circo de hombres animalizados, para diversión de todos los gatos y perros del vecindario. He dicho.
Las cámaras de televisión transmitieron un espectáculo insólito aquel fin de semana: en el aeropuerto, cada uno portando su correspondiente pasaje en los dientes (o sujeto en el pico en el caso del loro), todos los animales se ubicaron en orden frente a la puerta de embarque con destino al África.
Claro que el dueño del circo tuvo que contratar dos aviones: en uno viajaron los tigres, el león, los orangutanes, la foca, el osito y el loro. El otro fue totalmente utilizado por Víctor... porque todos sabemos que un elefante ocupa mucho, mucho espacio...
El libro de Beatriz Doumerc (textos) y de Ayax Barnes (ilustraciones) fue publicado en 1975 por Rompan Fila ediciones, prohibido por el decreto n°1888 en 1976,
El caso Gaspar
Elsa Bornemann
Aburrido de recorrer la ciudad con su valija a cuestas para vender —por lo
menos— doce manteles diarios, harto de gastar suelas, cansado de usar los
pies, Gaspar decidió caminar sobre las manos. Desde ese momento, todos los
feriados del mes se los pasó encerrado en el altillo de su casa, practicando
posturas frente al espejo.
Al principio, le costó bastante esfuerzo mantenerse
en equilibrio con las piernas para arriba, pero al cabo de reiteradas pruebas el
buen muchacho logró marchar del revés con asombrosa habilidad. Una vez
conseguido esto, dedicó todo su empeño para desplazarse sosteniendo la valija
con cualquiera de sus pies descalzos. Pronto pudo hacerlo y su destreza lo
alentó.
—¡Desde hoy, basta de zapatos! ¡Saldré a vender mis manteles caminando
sobre las manos! —exclamó Gaspar una mañana, mientras desayunaba. Y —
dicho y hecho— se dispuso a iniciar esa jornada de trabajo andando sobre las
manos.
Su vecina barría la vereda cuando lo vio salir. Gaspar la saludó al pasar,
quitándose caballerosamente la galera: —Buenos días, doña Ramona. ¿Qué tal
los canarios?
Pero como la señora permaneció boquiabierta, el muchacho volvió a colocarse
la galera y dobló la esquina. Para no fatigarse, colgaba un rato de su pie
izquierdo y otro del derecho la valija con los manteles, mientras hacía
complicadas contorsiones a fin de alcanzar los timbres de las casas sin ponerse
de pie.
Lamentablemente, a pesar de su entusiasmo, esa mañana no vendió ni siquiera
un mantel. ¡Ninguna persona confiaba en ese vendedor domiciliario que se
presentaba caminando sobre las manos!
—Me rechazan porque soy el primero que se atreve a cambiar la costumbre de
marchar sobre las piernas... Si supieran qué distinto se ve el mundo de esta
manera, me imitarían...Pacienci
a... Ya impondré la moda de caminar sobre las manos... —pensó Gaspar, y se
aprestó a cruzar una amplia avenida.
Nunca lo hubiera hecho: ya era el mediodía... los autos circulaban casi pegados
unos contra otros. Cientos de personas transitaban apuradas de aquí para allá.
—¡Cuidado! ¡Un loco suelto! —gritaron a coro al ver a Gaspar. El muchacho las
escuchó divertido y siguió atravesando la avenida sobre sus manos, lo más
campante.
—¿Loco yo? Bah, opiniones...
Pero la gente se aglomeró de inmediato a su alrededor y los vehículos lo
aturdieron con sus bocinazos, tratando de deshacer el atascamiento que había
provocado con su singular manera de caminar. En un instante, tres vigilantes lo
rodearon.
—Está detenido —aseguró uno de ellos, tomándolo de las rodillas, mientras los
otros dos se comunicaban por radioteléfono con el Departamento Central de
Policía.
¡Pobre Gaspar! Un camión celular lo condujo a la comisaría más
próxima, y allí fue interrogado por innumerables policías:
—¿Por qué camina con las manos? ¡Es muy sospechoso! ¿Qué oculta en esos
guantes? ¡Confiese! ¡Hable!
Ese día, los ladrones de la ciudad asaltaron los bancos con absoluta
tranquilidad: toda la policía estaba ocupadísima con el "Caso Gaspar—sujeto
sospechoso que marcha sobre las manos".
A pesar de que no sabía qué hacer para salir de esa difícil situación, el
muchacho mantenía la calma y —¡sorprendentemente!— continuaba haciendo
equilibrio sobre sus manos ante la furiosa mirada de tantos vigilantes.
Finalmente se le ocurrió preguntar:
—¿Está prohibido caminar sobre las manos?
El jefe de policía tragó saliva y le repitió la pregunta al comisario número 1, el
comisario número 1 se la transmitió al número 2, el número 2 al número 3, el
número 3 al número 4... En un momento, todo el Departamento Central de
Policía se preguntaba: ¿ESTA PROHIBIDO CAMINAR SOBRE LAS MANOS?
Y por
más que buscaron en pilas de libros durante varias horas, esa prohibición no
apareció. No, señor. ¡No existía ninguna ley que prohibiera marchar sobre las
manos ni tampoco otra que obligara a usar exclusivamente los pies!
Así fue como Gaspar recobró la libertad de hacer lo que se le antojara, siempre
que no molestara a los demás con su conducta. Radiante, volvió a salir a la
calle andando sobre las manos. Y por la calle debe encontrarse en este
momento, con sus guantes, su galera y su valija, ofreciendo manteles a
domicilio... ¡Y caminando sobre las manos!`
La planta de Bartolo de Laura Devetach
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